domingo, 4 de noviembre de 2012


Danzas Tradicionales de Colombia

Las danzas hacen parte de la riqueza cultural colombiana. Proceden de orígenes diversos que combinan la herencia española y africana con las raíces indígenas. Además, a las danzas más tradicionales se han incorporado elementos y detalles que las enriquecen y las chacen únicas, a tal punto que se convierten en un rasgo distintivo de cada una de las regiones de Colombia.

Así, no solo somos un país mega diverso, con gran número de anfibios y aves, rico en plantas y recursos hídricos, sino un país con expresiones culturales tan variadas y asombrosas como los más de 1000 ritmos que coexisten en nuestro territorio.

Una forma de dividir nuestras danzas es en tres grandes grupos, que abarcan la costa pacífica, la costa atlántica y el interior. Acá recogemos algunas de las danzas más representativas de cada una de estas zonas.
 
1. DANZAS DE LA ZONA PACIFICA COLOMBIANA

Algunas de las danzas mas conocidas de la región pacífica colombiana son Abozao, Andarele, Bambazú, Bonifacia, Buluca, Bunde, Caderona, Currulao, Guayabita, Jota Careada, Jota Redonda, Manteca, Mazurka, Moña, Paula, Pilón, Pizón, Punto, Pasillo negro.


El Abozao: es una danza y ritmo típico del Chocó. Se origina en la cuenca del río Atrato, como expresión preferencialmente instrumental, y hace parte del repertorio festivo cuya ejecución se hace con Chirimía. La coreografía se traza como un juego de incitaciones mutuas entre el hombre y la mujer, en cada pareja, terminando con un cara a cara erótico.

Es un baile de pareja suelta con movimientos libres e individuales, no tiene figuras preestablecidas ni hay coordinación de movimientos corporales, éstos se presentan espontáneamente, destacando el movimiento de las caderas, hombros y rodillas, con inclinaciones y rotaciones del cuerpo, vueltas y giros rápidos.

Las parejas tienden a mantenerse frente a frente, aunque de vez en cuando los hombres dan un rodeo a su pareja, sin apartar la mirada de los movimientos corporales de la mujer. Como el contenido es acentuadamente erótico, todos los gestos son incitantes y provocativos.

El Bunde Chocoano: 
es una danza religiosa. Es diferente al currulao aunque se interpreta con los mismos instrumentos.  Está muy extendido entre las comunidades afro colombianas del litoral Pacífico, con un posible ascendiente en Sierra Leona (África).  Tiene carácter de canción lúdica y combina una expresión de los ritos fúnebres con una forma de canto inserto en el ámbito de las rondas y juegos infantiles, característicos de los niños mientras los adultos se ocupan del rito relacionado con la muerte.

En la interpretación del bunde se emplean únicamente los tambores. Los cantos, en coro, se alternan con los toques del tambor en aquellas ocasiones en que se trata de una celebración; en caso contrario, las voces no intervienen. Numerosas canciones del repertorio del litoral, que son cantos de folclor lúdico o rondas de juego, se bautizan con el nombre de bundes, tales como "El chocolate", "El punto", "El trapicherito", "El florón", "El pelusa", "Jugar con mi tía", "Adiós tía Coti" y "El laurel".

La Caderona: 
es un ritmo-canto y baile cuya coreografía representa la supervivencia de los antiguos landós, vacunaos, o la danza de vientre, tradicional entre los esclavos africanos. Se interpreta con los mismos instrumentos de las danzas anteriores.


El Currulao: es la danza por excelencia de las comunidades afrocolombianas del litoral Pacífico. Recoge características que sintetizan las herencias africanas de los esclavos traídos en la época colonial para las labores de minería adelantadas en las cuencas de los ríos del occidente del territorio. En la ejecución del currulao es posible observar características propias de un rito impregnado de fuerza ancestral e inclusive mágica.

El currulao es un baile de pareja suelta, de temática amorosa y de naturaleza ritual. Los movimientos de los bailarines son ágiles y vigorosos; en el hombre adquieren por momentos una gran fuerza, sin perder la armonía. La mujer perpetúa una actitud sosegada ante los anhelos de su compañero, quien busca enamorarla con coqueteos, zapateos, flexiones, abaniqueos y chasquidos de su pañuelo.

La coreografía se desarrolla con base en dos desplazamientos simultáneos: uno de rotación circular y otro lateral, de círculos pequeños, que a su vez configuran un ocho. Las figuras que predominan son la confrontación en cuadrillas, avances y retrocesos en corredor, cruces de los bailarines, giros, saltos y juegos con el pañuelo.
El currulao presenta modificaciones regionales denominadas berejú, patacoré, juga, bámbara negra y caderona.

La Jota Chocoana: es un baile muy popular en las provincias españolas de Aragón y Valencia, quedó muy poco de ella al convertirse en un ritmo criollo con influencia africana. Del ritmo vivo y fiestero de la "jota aragonés", se pasó a un ritmo emparentado con el toque del currulao. En ella la melodía pierde casi todo el relieve sonoro y el "canto" propiamente dicho, transformándose en una secuencia para ser bailada con pleno dominio de los tambores.

Existe diversidad de variantes: condoteña, careada, cruzada y sangrienta; todas estas mantienen una estructura básica común, pero se diferencian en su contenido argumental. La sangrienta, por ejemplo, es un cuadro dramático que gira en torno al duelo de dos enamorados por ganar los afectos de la misma mujer. La careada, por su parte, describe los recursos que emplean los pretendientes para enamorar a su pareja.

La Mazurca: es un ritmo, canto y danza del litoral pacífico, cuyo origen se remonta a las fiestas de los esclavos en época colonial, con un marco coreográfico de especial relieve por la sofisticación y elegancia con que se ejecuta la danza. Se acompaña de de marimba de chonta, cununos (macho y hembra), bombo y guasas instrumentos estos últimos interpretados por las mujeres quienes a su vez hacen la parte cantada. La música y los coros tienen tienen un cierto tono de lamento. Los pasos y desplazamientos de la danza constituyen un juego amoroso manifestado por el pañuelo que portan los bailarines.

La Moña: es una danza de relación, esto quiere decir que se alterna la danza con canto o recitado de coplas, se ejecuta tanto en la zona andina como en el litoral pacífico con diferente música e instrumental.

El Pizon: pertenece al repertorio tradicional del Litoral Pacífico sur, que toma el ritmo del currulao y la juga, pero se convierte en un canto de trabajo, de jornaleo. Esta danza es una verdadera reivindicación del campesino, quien después de una ardua labor, y al caer la noche expresa su sentir, combinando en forma melodiosa música, voces y movimientos.

2. DANZAS DE LA ZONA ATLANTICA DE COLOMBIA

Algunos de los bailes típicos de esta región son Bullerengue, Ciempiés, Cumbia, Diablos y espejos, Farotas, Gaita, Garabato, Pilandera, Sere sese, Mapale.

El Bullerengue: 
es un baile solo de mujeres. Es quizás una de las danzas en las que más se evidencia la ascendencia africana mediante los tambores, el palmoteo y el canto coral que acompaña su realización. Al parecer, surgió como una reacción cultural dentro del contexto ceremonial de las comunidades cimarronas, probablemente en el Palenque de San Basilio. En esencia es una danza ritual que se realiza de manera especial cuando las jóvenes llegan a la pubertad. El bullerengue simboliza la fecundidad femenina, aunque no se descarta que también en tiempos coloniales haya tenido connotaciones fúnebres.

En San Basilio de Palenque el bullerengue es danzado por mujeres jóvenes que mantienen su cuerpo en posición erguida y realizan movimientos pausados, coordinados y simétricos. Los movimientos de la pelvis, la frotación del bajo vientre, el juego efectuado con las polleras para obtener combinaciones armoniosas y diversas figuras, como mariposas, remolinos y batir de olas, al igual que el palmoteo de las manos, otorga a las bailarinas un aire sereno y ceremonial y una actitud de expectativa. El paso de la danza es menudo y deslizado, apoyando plenamente los pies en el piso. La coreografía forma hileras y filas en línea recta y, en menor medida, círculos. La danza termina en un gran torbellino de cruces de parejas en cuadrillas.

En Córdoba y en el Urabá antioqueño la coreografía del bullerengue resalta la temática amorosa, de conquista y de competencia entre sexos, con alto contenido erótico.

La Cumbia: 
es uno de los bailes más representativos del folclor colombiano, tanto que se considera la danza más importante de la Costa Norte. Al parecer, surgió durante la colonia en Cartagena, con ocasión de las fiestas de La Candelaria, celebradas por los esclavistas españoles el 2 de febrero. Rápidamente se dispersó por otros lugares del litoral Caribe y conquistó las riberas del río Magdalena y el norte de Antioquia.

Es de origen africano y en ella se distinguen atributos de una ceremonia erótica que la acredita como una danza ritual. Con el transcurrir del tiempo, y por la constante interacción con la población indígena, esta danza sagrada se adaptó a espacios profanos, incorporándose así a todas las festividades de la región.

Sus gestos describen un diálogo amoroso entre hombres y mujeres. La cumbia es una danza de parejas sueltas, de libre movimiento, que se realiza en sitios abiertos, como calles, plazas o playas. Los desplazamientos se efectúan de manera circular en torno a un punto central ocupado por los músicos. Según algunos relatos antiguos, en el siglo XVIII la cumbia se bailaba de noche, alrededor de una fogata, y los músicos se situaban a un lado de los bailadores.

Las Farotas: es una danza irónica de Carnaval tiene su origen en la colonia y se conserva en varios pueblos de la depresión momposina. Refleja una protesta de los hombres que, disfrazándose de mujeres, se entregaban al amor de los españoles a cambio de regalos. Los danzantes son 17 en total y uno de ellos hace el papel de mamá alcahueta o celestina, pues la sátira no está dirigida al colonizador, sino a sus propias mujeres, que despreciaban a los indígenas por el hombre español.

El Garabato: 
es una danza macabra, imitación de las de la edad media y en ella el garabatero simboliza la muerte portadora de una guadaña con la que va atrapando a los bailarines. Los goleros son la figura coreográfica con probable origen en algún cuento folclórico de tradición oral, es la historia de un burro flojo que decide no trabajar más y echarse a dormir. Al dormir sueña que los gallinazos, seguidos por su rey y por la "Laura", que es su compañera van a comérselo. El dueño del burro es un cazador que ha resuelto abandonarlo en vista de su inutilidad pero al observar que el sueño del burro se ha convertido en realidad y va a correr con una suerte lamentable, se presenta con su perro e interrumpe el festín que está apunto de comenzar.

El Torbellino: muestra un fuerte ancestro indígena está señalado porque sus células rítmicas se hallan en un canto de viaje de los indígenas yuco - motilón, el karakeney la interpretación instrumental está a cargo del trío de cuerdas colombianas (tiple, bandola y guitarra) y el conjunto santandereano de tiple, requinto (como instrumento cantante en vez de la bandola, zambumbia, carraca, quiribillos, esterilla, pito, chucho, raspa de caña y pandereta.

El Cerecece: es tradicional de mineros afrodescendientes de la región de Zaragoza (Antioquia). Al parecer fue asimilado de las danzas del litoral Caribe por esclavos que trabajaban en los socavones del oro en el norte de Antioquia durante la época colonial. Su temática describe el trabajo en las minas de aluvión.

En su interpretación hombres y mujeres utilizan sus trajes tradicionales de laboreo y van provistos de antorchas encendidas. Los oficiantes se ubican en fila para ilustrar, mediante la pantomima descriptiva, el final de la jornada de trabajo. En este baile se representan diferentes escenas entra las cuales se destacan las etapas de búsqueda, zarandeo, barequeada, lavada y llevada a las bateas del metal precioso. El cuadro de costumbres concluye con eróticos movimientos y acercamientos del vientre.

El Mapalé:  
tiene una marcada ascendencia africana propia del litoral Caribe. En sus orígenes fue una danza de trabajo ejecutada en las noches y amenizada con toques de tambores, las palmas de las manos y el canto. Con posterioridad se produjo una transformación de su temática, y se le dio un énfasis de regocijo con carácter sexual. La coreografía actual mantiene rasgos de su esencia africana, tanto en el vestuario, que es en extremo sencillo, como en la presencia del machete, instrumento de trabajo utilizado para el procesamiento del pescado.

El mapalé se baila con pasos cortos, ritmo acelerado y palmoteo constante de los bailarines. Las rutinas se inician con la formación de dos filas individuales una frente a la otra, por parte de hombres y mujeres, para efectuar avances hacia delante y hacia atrás. Continúa con posturas de exhibición libres e individuales de los hombres con el propósito de agradar a sus parejas, quienes se turnan para corresponder los enfrentamientos. Los movimientos son frenéticos y con un alto contenido de erotismo. Los de las mujeres son un tanto diferentes y se destacan por ser más excitantes y eróticos.

3. DANZAS DE LA ZONA ANDINA DE COLOMBIA

En el interior de Colombia se encuentran danzas como el Bambuco, el Pasillo, el San Juanero, la Caña, el San Juanito, el Sotareño.

El Bambuco :
es un ritmo característico de la zona andina colombiana, cuyo origen se ha localizado en el Cauca, a mediados del siglo XVIII, traído por los esclavos. El bambuco viejo, que hoy se toca y se baila en el litoral Pacífico, es muestra de ello. Desde fines del siglo XIX, por efecto de la labor reformadora de Pedro Morales Pino, el bambuco asumió el metro de 3 por 4, que hoy es el preferido por muchos compositores. Con el correr del tiempo, el bambuco adquirió peculiaridades propias de cada región: en el Huila es por ejemplo el rajaleña, en Nariño la guaneña o el son sureño y en Antioquia es el compromiso de dos voces recias con estilo propio.

Es la tonada base y la expresión musical, coreográfica más importante y representativa de la región andina por su amplia dispersión que cubre 13 comarcas. Su origen es mestizo, pues conjuga con las melodías de tradición indígena a ritmos varios. Vocalmente se interpreta a dos voces, existen seis variedades del bambuco: Sanjuanero o bambuco fiestero del San Juan, Rajaleña o bambuco cantado en coplas picarescas, Fandanguillo y capitusez o bambucos coplados en duelo, Vueltas antioqueñas y la Guaneña, El bambuco es como una expresión sentimental, "un idilio campesino" que señala tímidos balbuceos del amor en los pasos de una danza ingenua. El hombre persigue delicadamente; la mujer consiste con timidez.

Es la danza de mayor dispersión en el país y por lo tanto en una época se consideró como la más representativa de lo colombiano.

El Pasillo:  
nació a mediados del siglo XIX en la atmósfera del vals del cual se derivó. Surgió cuando la nueva sociedad burguesa, semifeudal, de chapetones y criollos acomodados buscaban un tipo de danza más acorde con ambiente cortesano en que vivían. Se adaptó en Colombia, incluyéndole un movimiento más acelerado y hasta vertiginoso en su forma coreográfica. En Colombia recibió este nombre como "pasillo de paso", por ser un baile de pasos menudos.

Se bailaba en campos y ciudades y no podía faltar en el repertorio de las bandas de música. El popular tiene tres partes: una introducción que se repite; una segunda parte en la cual la melodía adquiere pleno desarrollo y una tercera que es conclusiva y suele repetirse en la ejecución.

El San Juanero: se reviste de movimientos un tanto teatrales, que se encuentran en el énfasis dado al vuelo de las faldas, la excesiva flexión de los pies al dar el "salto" al estilo can-can por parte de las mujeres, la realzada expresión de esas en busca de figuración escénica y actitudes no tradicionales que los hombres hacen con el sombrero. Influencia rítmica de la zona de los llanos orientales y se  presenta en la región ganadera del Tolima y Huila se celebran de San Juan y San Pedro. Es una variedad de bambuco que utiliza un conjunto de instrumentos llamados Cucamba, que consta de tiple, flauta de queco, carángano de vejiga o bolillo, tambora, puerca, chucho, raspa de caña, hojita de naranjo.

Ttipifica la música fiestera tradicional de las celebraciones de San Juan, de San Pedro y San Pablo y otras conmemoraciones en el Gran Tolima. Los rajaleñas se distinguen por las coplas llenas de humor, picaresca y erotismo. El bambuco sanjuanero y el rajaleña se bailan con el paso del bambuco. El rajaleña tiene su ritual para la ejecución: el canto es a dos voces, que dialogan con el grupo instrumental. Varias danzas de esta región como los Estandartes, La custodia, Los Monos, se bailan a ritmo de rajaleña.

Las Vueltas Antioqueñas: reflejan el lenguaje y las expresiones típicas de Antioquia, las parejas bailan al ritmo de tiples, guitarras y bandolas paran los músicos y los  bailarines según avanza la danza dicen sus coplas satíricas o picarescas con metáforas relacionadas con temas amorosos. La coreografía y los pasos corresponden al bambuco.

La Guabina: es un aire cantado normalmente y no danzado, es exclusivamente vocal (canto a "capella") y lo que se danza en los interludios es sólo torbellino usual en toda la zona veleña. La guabina danzada sólo tiene un ejemplo que es la llamada chiquinquireña, el instrumental de acompañamiento de las guabinas mantiene su riqueza tradicional y está apoyada en la parte melódica por requinto y tiple, auxiliadas a veces por la flauta rústica de caña y siempre por chucho, carraca, quiribillo y raspa de caña, así como pandereta y puerca o zambumbia, en la parte rítmica.

El Bunde Tolimense: es una mezcla entre bambuco, torbellino y especialmente la guabina huilense; es una pieza particular del maestro Alberto Castilla, bautizada de esa manera por su significado de "mezcla y confusión de gentes, revoltillo de cosas diversas", segunda acepción de la palabra, después de tonada, canto y danza típicos del litoral Pacífico.

DANZAS DE LA ZONA DE LA ORINOQUIA (LLANOS ORIENTALES)

El Joropo:  viene del termino árabe xärop que significa jarabe, por su procedencia andaluza o flamenca que se hace patente en el zapateo del baile y en los quiebros de la voz en tono agudo del canto con suspensión del compás obligado. Una variedad de joropo es el pasaje, que podría definirse como un joropo lento, cadencioso con letra descriptiva, amorosa y lírica; es muy abundante hoy por el uso del arpa en vez de la bandola que era obligado en los joropos recios.

En esta danza las parejas bailan zapateado y sueltas; el cuerpo permanece, dando mucha importancia al taconeo, el cual es rápido. En danza de coqueteo el llanero trata de conquistar a la mujer, jira trazando un espiral y da vueltas progresivamente más apretadas y juntas en persecución del centro que ocupa la mujer, quien remisa y recatada se aproxima al varón. El paso menudo del joropo simula el galopar del jinete en los llanos; es el ritmo menudo en donde el llanero expresa sus impulsos sanguíneos, y en donde expresa sus verdaderos valores autóctonos.

El traje típico tradicional para el hombre es un sombrero de palma o ya desusado "castor" de fieltro en colores claro (lebruno) u oscuro (araguato); pantalón "garrasí" o "uña de pavo" hasta la pantorrilla y abotonadura para arremangarlo; camisa cotona o sin cuello y el ya desusado "bayetón" de dos fases (roja y azul), muy funcional para los jinetes por ser un gran poncho de bayetilla que cubría el pantalón y la montura en las frecuentes garúas o lloviznas llaneras. La mujer tradicionalmente usa un camisón corto, a la rodilla y nada más. Las cotizas son el calzado obligado para hombres y mujeres.


Ferias, Fiestas, Festivales y Celebraciones de Colombia



El Carnaval de Barranquilla - Barranquilla, Atlántico:


El Carnaval es la fiesta popular más importante de Barranquilla, la más alegre, la más libertaria, donde se refleja con más fuerza el espíritu jovial y creativo de nuestras gentes, y se afirma nuestra pertenencia al Caribe.
Es la fiesta de mayor goce, la de mayor dignidad, donde todos somos protagonistas. Cada Danza, cada cumbia, cada comparsa, cada disfraz, concursa para hacer de esta fiesta el mejor espectáculo; no solo para mostrarlo sino especialmente para gozarlo, porque así es el Caribe, un escenario en el cual, como en las danzas africanas, el bailarín es el espectador y el espectador es el bailarín.

El Carnaval de Barranquilla tiene su origen remoto en el Carnaval que vino a América desde España. De ahí viene su espíritu de renovación y cambio, parecido al que animó estas fiestas en Europa. Hoy encontramos en el Carnaval de Barranquilla hechos consagrados por la tradición, como las danzas, las cumbias, las comedias, las letanías y algunos disfraces, al igual que nuevas y originales creaciones de otras comparsas y disfraces que cobran tanta validez como las consagradas por el tiempo, porque la tradición fundamental es la fiesta misma.

El primer Carnaval de Barranquilla se pierde en la historia, hace más de un siglo, cuando Barranquilla era una pequeña población. Con el paso de los años el Carnaval se ha ido adueñando de calles y plazas, recorriendo de sur a norte la ciudad hasta llegar a la Vía Cuarenta - la avenida paralela al río Magdalena - y a la Calle 17 en el sur, que cada año, el sábado y el domingo de Carnaval, se transforman en escenarios del arte popular carnavalesco.  A medida que Barranquilla iba creciendo, el Carnaval también lo fue haciendo y la esencia misma de las fiestas necesitó, para sobrevivir, de algo más que pura espontaneidad. Por el gran número de participantes que congrega, hoy es indispensable organizarla con mucho tiempo de anterioridad y un gran equipo de trabajo para garantizar su éxito.

Barranquilla es un centro urbano, donde llegan muchas gentes provenientes de distintos lugares del Caribe colombiano.  De esta manera, a su Carnaval, además de lo propio, se le han ido agregando danzas, músicas y comportamientos festivos de toda la zona.  



El Carnaval de Bogotá

Se realiza anualmente durante los días 5 y 6 de agosto y coincide con el aniversario de la fundación hispánica de la ciudad. La mayoría de los eventos de estas festividades tienen lugar en el Parque Simón Bolívar y en las calles y plazas del centro de la ciudad. La primera edición del carnaval, en el siglo XXI, se llevó a cabo en el aniversario número 467 y se denominó “La fiesta de la diversidad” bajo el lema: “Celebra la vida y exprésate como quieras”. Las festividades también comprenden fiestas de pre-carnaval que se realizan durante el mes de julio. Uno de los principales objetivos del carnaval es reflejar y promover la diversidad cultural y musical de Colombia.


El Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá

Fue creado en 1988 por Fanny Mikey y Ramiro Osorio, con motivo de la celebración de los 450 años de la fundación de Bogotá. Desde la primera edición, que se realizó bajo lema "Un acto de fe en Colombia", el Festival se convirtió en una aventura cultural y tuvo como uno de sus objetivos principales la integración artística de los países latinoamericanos ante el mundo.

Hoy, es uno de los festivales de artes escénicas más grandes por su capacidad de convocatoria, su cantidad de funciones y su diversidad de géneros. Las compañías más importantes del mundo han participado, al igual que los grandes maestros del mundo teatral, quienes han renovado los lenguajes de esta expresión. El número de funciones es insuperable por otros festivales semejantes, pues en solo 17 días recoge muestras del teatro de calle y el de sala, lo que lo convierte en una de las muestras más completas del panorama de las artes escénicas en el siglo XXI.



La Feria de Cali

En 2008 cumplió cincuenta años. Es una de las festividades más reconocidas por propios y visitantes. También se conoce como la Feria de la Caña y la Feria de la Salsa. Se celebra en diciembre, desde el 25 hasta el 30 y en su programación sedestacan la cabalgata, e desfile del Cali Viejo, las corridas de toros, las tascas, el reinado comunero y el reinado de la Caña de Azúcar, la feria del deporte y la recreación, y de los coleccionistas de salsa, la chiquiferia y el Super Concierto.

Los conciertos musicales con la participación de orquestas de Estados Unidos, Cuba y el Caribe, además de las orquestas colombianas, se han convertido en la principal actividad de la feria. Esto no fue siempre así, puesto que la Feria de Cali comenzó como una exclusiva feria taurina, y las verbenas y los conciertos de orquestas fueron introducidos gradualmente para proveer entretenimiento a la mayoría de población durante la época de diciembre. Uno de los eventos emblemáticos es el Salsódromo, escenario único en el que los melómanos disfrutan con las presentaciones y el concurso que se desarrolla entre las diversas orquestas de salsa.

El Festival Nacional del Bambuco

Todos los años, en junio, el Departamento del Huila se viste de gala para celebrar las festividades de San Juan y San Pedro. Los municipios del departamento se integran para organizar reinados regionales combinados con expresiones culturales autóctonas. Sin embargo, es Neiva donde se concentra la atención nacional, debido a que en la última semana de junio se celebra el Festival Folclórico y Reinado Nacional del Bambuco, Muestra Internacional del Folclor. En el Reinado participan candidatas de todo el país y la corona se la lleva para su departamento la representante que mejor interprete el baile del Sanjuanero Huilense.

Se inició en honor a San Juan Bautista, santo de la antigua Europa cristiana que los españoles trajeron a América. En 1790 el gobernador de esta provincia, don Lucas de Herazo ordenó la celebración de una fiesta especial como acción de obediencia al Rey de España. Se trataba de un jolgorio que se prolongaba durante 10 días en el mes de junio, durante los cuales se desarrollaban una serie de actividades en las que intervenía el pueblo. Una de estas actividades era corrida de toros.


El Carnaval de Negros y Blancos

El carnaval moderno propiamente hablando, nace en el amanecer de un Día de Reyes (seis de enero) de 1912, fundado en la necesidad de expresar la imaginación, el juego, la amistad y de compartir la alegría que por esas fechas reanima la vida. En una fina y exclusiva casa de citas de la ciudad, la casa de las señoritas Robby ubicada en la Calle Real (actual Carrera 25), el atrevimiento de don Ángel María López Zarama, afamado sastre de la ciudad, lo lleva a tomar la polvera francesa de una de las damas más solicitadas y procede a esparcir los polvos con perfume de mujer, entre todos los presentes con el grito de ¡Vivan los Blanquitos!. No tardaron los compañeros del maestro cortador, en ser víctimas primero y luego partícipes del juego. Luego, todos habrían de salir a la calle a repetir la broma con los desprevenidos parroquianos que salían de la Misa de Reyes de la iglesia de San Juan Bautista, repitiendo ¡Que vivan los Negros y que vivan los Blancos!, expresión que bajo la custodia del Galeras, se insertará por siempre y con vigor en la esencia de los pastusos.

Fue declarado patrimonio cultural de la nación por el Congreso de la República de Colombia en abril de 2002. Se celebra principalmente en Pasto y otros municipios nariñenses del 4 al 6 de enero de cada año y atrae un considerable número de turistas de todo los rincones del país. El carnaval comprende las siguientes etapas importantes: el pre-carnaval, el carnavalito, la llegada de la familia Castañeda, el día de los negros y por último el día de los blancos.

El Festival de Luna verde

Se celebra anualmente en San Andrés Isla, Colombia, es una celebración que manifiesta el modo de ser y de celebrar muy propio de la gente afro-caribeña.  El festival contiene características que involucran la historia de estas Islas como la desaparición absoluta de la presencia indígena y la colonización por parte de ingleses que introdujeron esclavos africanos para trabajar en grandes plantaciones.


El Festival de la Leyenda Vallenata

Es la gran fiesta de la cultura popular que se celebra en Valledupar, capital del departamento de El Cesar, a finales de abril, en las fechas tradicionales es del 26 al 30, y por excepción en cualquier otra que decidan sus autoridades. Se define como un certamen que busca la defensa y difusión de la expresión folclórica y popular conocida como Música Vallenata en sus cuatro aires, Paseo, Merengue, Puya y Son.




Carnaval de Riosucio

El carnaval de Riosucio es una fiesta insólita sin parangón en el mundo. Surgió en 1.847 al hacerse efectiva la unión entre los pobladores de Quiebralomo y la Montaña. Tuvo su origen en la fiesta de los reyes Magos que los Quiebralomeños tenían como gran tradición desde el siglo XVI, y en la cual estaban mezcladas formas culturales de origen español y africano. A dicha fiesta, el indígena de la montaña aporta elementos fundamentales de sus dos cultos ancestrales: el culto a la tierra simbolizado en el "guarapo" y su recipiente el "calabazo", y el culto al sol, evocado en los faroles y en los rasgos felinos propios del jaguar, animal sagrado que simboliza al astro rey, rasgos perpetuados en la efigies del diablo del carnaval.

La fiesta que ha dado fama internacional a Riosucio es el Carnaval. Celebrado cada dos años el 6 de enero, se estructura como un gran ritual alrededor del Diablo. Es un extenso poema dramático escrito de manera colectiva por los "Matachines" o carnavaleros de más honda mística y capacidad literaria. Son cinco las partes principales del Carnaval: Los "Decretos" piezas de oratoria burlona que comienzan a dictarse con varios meses de anticipación el año que precede a la fiesta; el "Convite", o convocatoria dramatizada que realiza la junta del Carnaval pocos días antes; la "Entrada del Diablo", entronización del símbolo central el sábado del festejo en la noche; las "Cuadrillas", o comparsas cantadas que despliegan un mensaje de profundo sentido durante el domingo y constituyen el acto más bello del carnaval por el ingenio inagotable, colorido, y lujo de los disfraces; y el "Testamento", el miércoles en la noche, despedida el jolgorio con la farsa ceremonial del "Entierro del Calabazo" mediante el cual el pueblo renuncia al poder demoniaco de la bebida y acepta el fin del reinado del Diablo.

Otras manifestaciones colectivas son las de "Conjuro", antiquísimo origen por las horas tradicionales en que tienen lugar y son verdaderos conjuros contra la tristeza y los sentimientos negativos; el "alegre despertar del carnaval" que se celebra a la medianoche; las "alboradas", en el amanecer; la "entradas de las Colonias", del mediodía al atardecer; y el "Desfile de faroles ", las "Verbenas", las "Corridas" o toreo colectivo; y las "cabalgatas". Hay también una llamativa programación adicional con eventos folclóricos, exposiciones y espectáculos.


Feria de las flores

La primera Feria de las Flores que se realizó en Medellín fue el 1 de mayo de 1957, por ser el mes asignado a las flores, bajo la iniciativa del ilustre antioqueño Arturo Uribe, miembro por aquella época de la Junta de la Oficina de Fomento y Turismo. Duró cinco días y fue algo incipiente porque careció del brillo de la actual. Sin embargo, con casetas en varios sitios de la ciudad y con fiestas privadas en los clubes sociales, los antioqueños disfrutaron de la magia de las flores.

En la programación de aquel entonces se incluyó una exposición de flores en el Atrio de la Catedral Metropolitana, organizada por el Club de Jardinería de Medellín y Monseñor Tulio Botero. Además, se dio inicio al Desfile de Silleteros, con la participación de 40 campesinos del corregimiento de Santa Elena, que se agruparon en el Parque Bolívar.

Con el paso del tiempo, la Feria ha tomado fuerza y se ha convertido en uno de los festejos más importantes de Colombia y de mucho prestigio en el exterior. Esta actividad, que inicialmente se celebró en mayo, se festejó a partir de 1958 en agosto, mes de la independencia antioqueña. Desde entonces no ha dejado de vestir, con variedad de colores, las calles de la ciudad. Además se han incorporado otros eventos que le han dado protagonismo como la cabalgata, que fue Guinness Récord en 1996 y 1999; el Desfile de autos clásicos y antiguos; la Exposición de Orquídeas, pájaros y flores, los tablados con música para todas las edades; y las Fondas de mi pueblo.

En agosto, la ciudad florece en todo su esplendor y se llena de un ambiente de jolgorio que tiene en las flores su emblema más amable. Balcones, terrazas, jardineras y vallas, todo evoca la apreciada imagen de la “ciudad de las flores” y de la “eterna primavera”. La convocatoria a este encuentro anual con los temas ancestrales de la cultura regional, provoca un poderoso efecto de atracción que se traduce en un importante flujo de turistas nacionales e internacionales, que acuden entusiasmados a esta cita con el disfrute de los variados espectáculos de la Feria de las Flores. Sin distingos de edad o condición social, los medellinenses se entremezclan con los visitantes para desplegar sus atributos de civismo y amabilidad, así como de su afamada tradición de anfitriones.

La Feria de las Flores y su evento central, el Desfile de Silleteros, constituyen uno de los episodios culturales más cargados de afirmación de la identidad de un pueblo, a la vez que una fastuosa proyección del rostro más acogedor de Medellín.


Feria de Manizales

La Feria de Manizales, realizada anualmente en la ciudad colombiana de Manizales, reconocida por su Temporada Taurina y por el Reinado Internacional del Café. Esta feria tiene raíces españolas, imitando varias de sus costumbres, pero también con muchas tradiciones colombianas, especialmente de la región andina. Comienza el primer fin de semana del año y termina al siguiente. El festejo cuenta con actividades culturales, artísticas y deportivas. La Feria de Manizales fue nombrada en 2006 patrimonio cultural de la Nación.

En 1954, mientras Óscar Hoyos Botero recorría las calles de la Feria de Abril celebrada en Sevilla (España), en compañía de Roberto Cardona Arias, tuvo un gran sueño: La Feria de Manizales. Con el apoyo de Mario Vélez Escobar, alcalde de Manizales en aquella época, y con el impulso de la gente de crear una fiesta para la celebración del centenario de la ciudad, se inició la feria presentando grandes carteles taurinos y desfiles de mujeres vestidas como sevillanas en carretas rústicas. Debido a su gran acogida, aumentaron los espectáculos y se incluyó el Reinado Internacional del Café, que con la Temporada Taurina, son los principales eventos.

La Feria se ha convertido en un gran evento que convoca a los manizaleños a compartir, con nacionales y extranjeros.

   HISTORIA MUSICAL DE COLOMBIA

La música colombiana es una evidente muestra de la diversidad cultural de nuestro país, ella contiene numerosas manifestaciones que identifican claramente cada región del territorio, aunque es muy frecuente encontrar varios estilos musicales dentro de una sola región, debido principalmente a los diferentes factores que influenciaron la cultura.
Dentro de los principales ritmos musicales de Colombia sobresalen la Cumbia, Porro, Bambuco, Vallenato, Mapalé, Rajaleña, Guabina, Joropo, Currulao, San Juanero, Torbellino y la Champeta.

ORIGEN DE LA MUSICA COLOMBIANA

Para comprender el desarrollo musical de Colombia, es necesario tener en cuenta las condiciones sociales en las cuales se ha venido formando nuestra nación a partir de tres culturas: La aborigen americana, la española y la africana.


Influencia española


Las expediciones españolas fueron regimientos de hombres de diferentes clases sociales y niveles de cultura, que luego de los prolongados viajes, encuentros sangrientos y pasajeras alianzas con los aborígenes, se dieron a la tarea de tener relaciones con las mujeres indígenas; esta situación se presentó debido a que los españoles no enviaron al principio familias, matrimonios o mujeres en sus expediciones.


Con la creación de los centros coloniales y el éxito de las grandes haciendas, la mezcla entre españoles e indígenas a nivel popular aumentó y se difundió, pero no dejo de ser una situación de desventaja y verguenza para los nacidos de estas uniones, a los cuales despectivamente se los llamaba "mestizos", que no gozaron de libertades o buenas garantías sociales. Pero esta mezcla no fue sólo de razas; recordemos que los aborígenes colombianos y los españoles tenían su propio idioma, religión, danzas, instrumentos musicales, artes y principios morales que comenzaron a influirse mutuamente para originar una cultura mestiza.

Influencia Africana:


Los aportes culturales africanos nos han llegado en dos épocas diferentes y en condiciones sociales distintas.  Los primeros, se iniciaron con los  rabes del Norte del África y su invasión y dominación de España (siglo VIII al XV D.C.); los españoles asimilaron durante 800 años buena parte de la cultura Afro-arabe y luego nos transmitieron esos valores culturales a partir del siglo XV D.C.


Los segundos aportes se iniciaron a partir del siglo XVI con la llegada de los esclavos africanos, recibiendo nosotros su influencia en forma directa. Dada la destinación de los esclavos (minería, ganadería y agricultura), los sectores de los ríos Magdalena y Cauca y la costa Pacífica. Si bien es cierto, el comercio de los esclavos africanos comenzó a disminuir en el siglo XVIII y se frenó en el siglo XIX con la ley de la abolición de la esclavitud, la cultura africana continuó mezclándose con la española  y en algunos sectores con la indígena, hasta transformarse actualmente en una de las raíces profundas de nuestra cultura colombiana.


La costa atlántica y su música

Esta región fue clave como punto de contacto y partida de expediciones conquistadoras y  área de fomento del comercio. Por eso, allí aparecen antiguas y poderosas ciudades como Cartagena, Santa Marta, Riohacha, Valledupar y Mompós donde se fusionaron indígenas, españoles y esclavos africanos.

Las fiestas y la música religiosas española en honor de la Virgen (La Candelaria, los Remedios, La Inmaculada), la Cuaresma, Corpus Christi, San Juan y La Navidad, sirvieron para catequizar indígenas  y esclavos y comenzar el mestizaje musical, en el cual también influyeron las tertulias y bailes en las casas de los españoles acaudalados en donde danzas europeas cortesanas como la gavota, el rigodón, paspiés, pasacalle, contradanza y populares como la jota, el fandango y las seguidillas fueron lentamente asimiladas y transformadas por indígenas y africanos.

Los cantos vallenatos

Se iniciaron con antiguos cantos de vaquería propios de las zonas ganaderas de Valledupar, en donde el tambor de un solo parche, llamado ahora "caja" se unió a la guacharaca para servir de base a narraciones cantadas, que hablaban de las penurias y anhelos del campesino, reflejaban la crítica social o la visión picaresca y alegre de esos pueblos costaneros. Tal parece que sufre influencia de ciertos aspectos melódicos de los arhuacos y guajiros, luego de los africanos  y de los europeos, de estos últimos con las coplas y décimas y con su aporte reciente del acordeón de botones.



Música de los andes colombianos

Los festejos religiosos de Navidad, Corpus Christi, San Juan y las peregrinaciones a los santuarios de la Virgen (Chiquinquirá, Monguí, Chinavita), sirvieron para unir en el ámbito popular a los españoles y los indígenas; para crear hacia el siglo XVII el torbellino, los cantos de la guabina y gran cantidad de juegos danzados.




Nacimiento del Bambuco

Los bailes de fandango, la tirana, el bolero y la seguidilla de la provincia de Andalucía, fueron muy populares entre la clase media española asentada en el territorio deColombia. Estos Bailes constituyeron el punto de partida para la creación de fandaquillos criollos y el capituco, que evolucionaron y se diversificaron en el siglo XIX, gracias a los aportes indígenas y africanos existentes en los antiguos departamentos de Antioquia y Cauca, que se convirtieron en la cuna colombiana del bambuco.


Del vals al pasillo andino

En el siglo XIX en Europa, se propagó desde Viena (Austria) la música y danza de salón llamada waltz (vals) que al llegar a nuestro país se comenzó a distinguir con el nombre de "el strauss”, nombre tomado del apellido del famoso compositor de valses Johan Straus.  Gracias a la sensibilidad artística de nuestros músicos, este aire musical se fue transformando en el "vals del país" o el "colombiano" y más recientemente en el "pasillo".

De los refinados salones de las principales ciudades colombianas, pasó a las plazas públicas y allí se convirtió en el "pasillo fiestero" que ha llegado a ser pieza obligada de las bandas de pueblo.  Por último, es importante resaltar que la alianza entre nuestros poetas y compositores le ha dado al pasillo una alta calidad expresiva que se manifiesta de muchas formas en estos sentidos y conmovedores cantos del alma colombiana.


Costa pacífica colombiana

El trabajo de los esclavos africanos hizo prosperar las grandes haciendas del viejo Cauca (Chocó, Valle, Cauca, Nariño) y su mano de obra en las minas significó primero un enriquecimiento para la corona española y luego para los grandes terratenientes criollos. Las culturas africanas llegadas a esta costa fueron sensibles a la influencia cultural española, lo cual explica la gran asimilación y reinterpretación que hicieron de ella.



Dados los lujos de la aristocracia caucana, la música y la danza cortesana de Europa fue muy frecuente en sus tertulias y saraos (bailes) en donde se distraían al ritmo de danzas, contradanzas, mazurcas, polcas, jotas y algunos romances a cargo de señoritas aficionadas al canto. Es importante mencionar el papel que desempeñó un reducido número de esclavos dedicados al servicio doméstico, pues su contacto directo con la música y danza de sus amos, les permitió iniciar el proceso de asimilación, difusión y cambio de estas manifestaciones culturales europeas.

La religión católica con sus festividades de San Juan y Navidad, influye profundamente en el canto religioso popular de los esclavos, que gradualmente fueron substituyendo divinidades y ritos por salves a la Madre de Dios, trisagios, arrullos a los santos y al Niño Dios, balsadas fluviales y en honor a San Juan y para la Navidad.

El aporte cultural africano más fuerte y arraigado está en el currulao y el bunde, en el grupo musical constituido por marimbas de Chonta, conunos macho y hembra, bombo y el antiquísimo canto antifonal africano a cargo de las "cantaoras"  y "repondeoras"  que se acompañan con los guases (maraca tubular africana).

Música de los llanos  orientales

Los aborígenes fueron tomando a su manera y sentir el canto popular español y los instrumentos de cuerdas (guitarricos, vihuelas, violines, arpas) que introdujeron los jesuitas y fueron mezclándose con carracas, maracas (capachos), y aun tomando la popular zambumbia de los campesinos españoles emigrantes.